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viernes, noviembre 07, 2003

008. Ceniceros Copenhagen, Stockholm y Oslo, André Ricard, entre 1966 y 1970. 

Si todo el mundo lo sabe, que no fumo, que jamás he fumado, pero vamos es que ni un porrito en una noche tonta... Geyper no fuma. Y punto. Eso, sí, llegabas a casa y lo primero que veías expuesto en la entrada era la colección de ceniceros de André Ricard. Luego entrabas al salón y estaban los demás: Clam de Fletcher, el Gemini de Umeda, el de Sotsass, los de porcelana de Castro, los de plástico y acero que había visto toda la vida en casa de mis padres... el de loza crema y forma tórica tan total que compré en el museo del Diseno de Londres (2000)... y algún que otro cenicero más, a destacar el de Cinzano, tan típico, tan amarillo... tan robado en un bar de Burgos en abril de 1984, de vuelta de Roma de “ir a ver al Papa” y de hincharme a pizza (nos saltamos todas las misas y actos religiosos y nos fuimos a los museos y a las trattorie... pero es que fue un viaje taaan baratísimo, 11.000 pesetas de las de entonces... bueno, sigo con el tema, que me lío).

Algunos de ellos los tenía de toda la vida, otros los compré en habitat y otros por internet, pero de todos ellos, los que salvaría sin lugar a dudas de una quema o catástrofe, serían los de Ricard... A saber, Copenhagen, 1966; Stockholm, hacia 1968 y Oslo, hacia 1970. Ricard los diseñó a petición de Flamagás, que quería tener una serie de ceniceros de mucho diseño (lo cual dice mucho de la compañía... ay, los años 60. Hay que ver la de cosas buenas que fuimos “diseñadas” en esos años).

El primero que tuve fue el COPENHAGEN. Hace unos años empezó a hablarse más de diseño español, de los clásicos... hubo una exposición en el Colegio de Arquitectos (era 1998 o 99, que yo entonces vivía en el “palacio” –280 m2- de la calle Piamonte, prácticamente enfrente del Colegio, con mi ex, el joven marqués de L.), se hizo un número especial en Experimenta y más tarde otra exposición en el Reina Sofía (le seguirían otra de diseño gráfico y otra de diseño de moda, todas ellas muy buenas). Yo he de decir que antes de la exposición del Colegio de Arquitectos no había visto el Copenhagen más que una o dos veces, pero en cuanto lo ví me quedé... era perfecto: es muy profundo, así te lo puedes llevar contigo por toda la casa o estar en una fiesta con él de pie y la ceniza no se vuelca ni se va volando...; luego, tiene el soporte para el cigarrillo perfecto, porque agarra el cigarrillo y no lo estruja (lo he comprobado científicamente en casa con un cigarrillo robado a mi hermano el marinerito de la tarta de comunión, que es muy tacaño y no debería enterarse de que lo hice, porque para una vez que compra cigarrillos baratos de esos que fuma él, voy yo y le robo uno); y además tiene el pivotito ese del centro, que está a la misma altura que el soporte para que el pitillo quede bien apoyado y que también sirve para que se apague el pitillo y no se queme dentro, que da mucha rabia el olor que deja. Además, esta diseñado para tener varios e ir apilándolos en una torre... lo que aparte de quedar muy molonguis le da ese aire artístico... vamos, una maravilla. En cuanto me los encontré en una tienda me compré cuatro (2 rojos, 1 blanco y 1 negro... uno de los rojos lo tengo en Miami conmigo, que me lo traje a Florida en el 2001) producidos por Norda (sólo en esos tres colores). Más tarde me compré uno azul, “original”, producido por Flamagás (que es la compañía para la que Ricard diseño los tres modelos), y poco después uno en rojo producido por P Mobles (me parece que es éste el nombre), que es una edición nefasta, pero bueno, por tenerlo...

Le siguió el STOCKHOLM. Es gracioso porque los fui teniendo en el mismo orden en que Ricard los diseñó. El Stockholm no puede negar que sale a su hermano mayor... supongo que dándose cuenta de que el éxito del Copenhagen había sido lo de ser apilable y formar una torre de color, lo mismo que el pivotito para apagar el cigarro (muy novedoso para la época. Umeda lo copiaría más tarde en el Gemini –y la otra parte la copió del Clam... muy listos estos japoneses-), Ricard disenó éste segundo modelo de una manera muy inteligente: en lugar de una torre se crea una especie de zigurat haciéndole en tres tamaños distintos, y en lugar de un único soporte para el pitillo, le pone dos, dispuestos además al bies, de tal manera que le dan al cenicero, y más aún a la superposición de los tres, una sensación de movimiento, de giro... y que además sujetan por sí mismos al pitillo, ya que en este caso el pivote central sirve para apagar en él el cigarro y para crear la pirámide de 3 unidades... pero a éste además lo diseña troncocónico y hace que no encajen uno sobre el otro apoyándose en su totalidad, sino que hace que sólo se apoyen hasta cierta altura, por lo que parece que están flotando uno sobre el otro... ¡¡¡qué listo Ricard!!! ¡¡¡un genio!!!

El tercero que poseí fue, curiosamente, el primero que ví jamás de los tres. De hecho lo he estado viendo toda mi vida porque mis padres lo tenían en casa (uno de esos regalos de diseño moderno que les hacían en los años 60 y 70 y ellos escondían donde podían porque eran de plástico). Al poco de tener el Stockholm en casa (lo compré via movil... bueno, GiJoe estaba en Barcelona por cosas de trabajo y yo le comenté que si veía algo de diseño bonito y barato me lo comprase, y le enseñé varias fotos... así que lo vió, me llamó y lo compré via movil... la llamada la pagaba su empresa, así que no salió más caro por el método usado) y estando en casa de mis padres, me di cuenta de que el juego de cenicero, pitillera y encendedor de madera y aluminio que tenían en la mesita de la esquina era realmente bueno de diseño... y las proporciones del cenicero... la forma del soporte... corrí hacia él, lo levanté para verle la base y lo leí: OSLO, André Ricard, Flamagás... no me lo podía creer, era el OSLO, Ricard realizó una trilogía de diseño basada en el diseño nórdico (en el mejor diseño nórdico) ¡¡¡y llamó a cada cenicero con el nombre de una de las capitales escandinavas!!! Yo estaba como tonto y mi madre no entendía lo que me pasaba... mi padre menos (siempre ha sido así). Al final les convencí de que me lo dejaran llevar a mi casa y, como nunca se ha usado mucho, pues accedieron. Ya tenía la trilogía en casa y decidí exponerla en la entrada de la casa. Incluso pensé en hacer una cartelita y pegarla sobre cartón-pluma y pegarla en la pared al lado de los ceniceros, como si se tratara de un museo o una exposición de verdad... Pero no contento con eso, al muy poco tiempo encontré en intenet unos OSLO de plástico y metal y descubrí que lo que yo tenía era una versión especial de regalo realizada en madera y aluminio, pero que el diseño original era de plástico... por supuesto que me lo compré. Faltaría más.

El Oslo no es tan genial como los otros dos, pero es un reflejo de la genialidad de André Ricard. Sabiendo que no podía hacer nada que superase los otros dos diseños (siempre hay un más allá, pero, muy inteligente él, pensó que el campo se agotó y no convenía rascar demasiado). Este vez el diseño sería un cenicero más normal, con un aspecto más lujoso al añadirle el aluminio como segundo material (y más práctico, ya que no se oxida y al no tener brillo no se le quedan los dedos marcados) y que mantenía las mismas proporciones del hermano mayor, Copenhagen. Es más, también el soporte del cigarrillo mantiene las mismas proporciones que en los dos anteriores (eso ya es de genios). Para no dejar al lado la idea de grupo (varios Copenhagen formaban una torre, los tres Stockholm uno sobre el otro formaban una especie de zigurat redondo) y siempre usando el 3, diseñó el grupo de cenicero, encendedor y pitillera que mis padres tenían... ¿quién dá más?

Qué genial es este Ricard.

Tengo estos nuevos y de enetation (ya sabeis lo que pasa con él), estos otros

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