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jueves, noviembre 06, 2003

007. 5º movimiento, Sinfonía No.2 “Resurrección”, Gustav Mahler, 1894/1903 

Después del bellísimo 4º movimiento, en el que una señora, seguramente entrada en carnes, te pone los pelos de punta (y la luz me guiará a la felicidad eterna) empieza un movimiento extraño... Tras un golpe de efecto increíble al inicio se suceden 35 minutos de empiezo y acabo, empiezo y acabo... diversos temas se suceden y en cada uno vas reconociendo partes de otros anteriores... es una espiral maravillosa que cada vez se eleva más para acabar muriendo, y luego se vuelve a elevar para volver a morir... y en cada una de esas espirales adivinas guiños a la pomposa vida imperial austriaca, a los valses de la decadencia y amabilidad vienesas, al horror de la guerra y la muerte. Todo muere.

Esta parte me encanta, pero ante todo, lo que me gusta, lo que me pone los pelos de punta, lo que me hace no tener más que oídos para meterme dentro de esa música (o nada más que piel para que esa música se meta dentro de mí), son los 15 últimos minutos, la parte en la que el coro es el único protagonista, y la solista y la orquesta se dedican a dar unos acentos magistrales al coro... (créeme, no has nacido para otra cosa, no has vivido ni sufrido para nada más).

Y de nuevo empieza la gran espiral, la más larga de toda la obra, y va subiendo poco a poco, lentamente... (Sí, te elevarás. Del polvo, tras un corto descanso, Él, que te llamó, te dará la vida eterna). Y los temas que se han repetido a lo largo de la sinfonía, se encadenan uno tras otro, primero lentamente... y luego cada vez con más fuerza... tras una parte instrumental surge de nuevo la alto... (Nada está perdido. Tuyo es lo que deseabas, tuyo lo que amaste y por lo que luchaste) y de repente, el coro surge de nuevo y da el primer impulso para que la espiral suba (deja de temblar, ¡prepárate para vivir!). Dos solistas, soprano y alto, se enzarzan en una lucha ascendente y el coro masculino responde... y un compás tras otro todo sube, se eleva (con las alas que me he ganado luchando en la vida volaré hasta la luz que ningún ojo puede ver. Moriré para vivir.) y ahí uno ya cierra los ojos y no hay nada más en el mundo que te pueda importar (te elevarás, sí, te elevarás, mi corazón, en un instante!!!)

Y así, por obra y gracia del señor Mahler, te encuentras con que estás en la misma gloria.

Tengo estos nuevos y de enetation (ya sabeis lo que pasa con él), estos otros

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